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Tras la solicitud de algunos medios de la visión de nuestra interprofesional al hilo de la nota de prensa emitida el 17 de octubre de 2023 por COAG, con el título “La carne de pollo triplicaría su precio al consumidor con la revisión de la normativa de bienestar animal propuesta por la UE” (enlace), desde Avianza queremos sumarnos a esta preocupación, la cual compartimos.

Nuestro secretario general, Jordi Montfort, analiza en estas declaraciones el impacto sobre el sector de producción de carne avícola en España de una posible implementación de las recomendaciones de la EFSA, que está en valoración por parte de la Comisión Europea.


Pregunta:
¿En qué situación se encuentra la negociación con la Comisión Europea en torno a este tema?


Los plazos de la Comisión Europea son muy claros. Ahora mismo están evaluando sacar una normativa de bienestar animal con un análisis de impacto en el cual no se ha consultado a los sectores involucrados. Es decir, ni ha habido una mesa de negociación ni una mesa de discusión en la cual el productor o los países productores hayan podido alzar la voz y ser escuchados.

En materia de bienestar animal, los productores somos los primeros interesados en que nuestros animales estén bien todo el tiempo. Si un animal no está sano, si un animal no tiene el agua, ni la bebida o el alimento que requiere, si no tiene el espacio que requiere o las condiciones en las que se alojan no son adecuadas, simplemente el animal no produce, es decir, no es una producción sostenible. Por lo tanto, los puntos descritos en esta normativa carecen desde nuestro punto de vista de un rigor técnico de campo muy, muy grande.


En ellas no se ven plasmadas de ninguna de las maneras todas las garantías que tenemos en materia de bienestar animal hoy en día, pues aquí en España se cumple por encima de la normativa vigente muchos de temas de bienestar animal analizados, y además se certifican. Con lo cual, el productor creo que tenía mucho que decir. No se le ha tomado en cuenta.

Además, para conformar esta normativa, lo que se ha hecho es una revisión documental de algunos artículos científicos que, desde nuestro punto de vista, son sesgados, pues no se hacen con un rigor técnico científico como al que estamos acostumbrados a utilizar para garantizar el bienestar de los animales.

Pregunta: ¿Qué supondría desde el punto de vista socioeconómico o de sostenibilidad, la aplicación de estas recomendaciones por parte de la Comisión Europea? ¿Tendría algún tipo de impacto positivo, neutro o negativo?


El mayor impacto que veríamos es reducción de casi un 30% de la superficie útil que tenemos hoy en las granjas. ¿Qué significa esto? Pues que de las casi 5.000 granjas disponibles, solo nos quedarían 3.592 granjas útiles. Con lo cual, para poder compensar y poder abastecer el mercado del pollo que se consume hoy se tendrían que construir alrededor de un 73% más naves. Esto supondría una inversión de 1800 millones de euros, que nadie va a aportar porque ya no va a ser un negocio rentable, no serían sostenibles económicamente.

Esto implica además que se fijaría menos población en el medio rural, que es una de las cuestiones que de las que más hablamos en España. Ya no habrá granjeros, pues no podrán producir al no ser rentable para ellos. Lo dejarán. Tenemos una media de edad entre los granjeros de casi 50 años, todos vinculados con el medio rural en España, por lo que directamente se eliminaría el paso a las próximas generaciones. Tanto por la normativa que hay que cumplir o toda la burocracia asociada, ya no estarán dispuestos a atender una granja de aves, ni de pollos o de pavos.


Hablamos de un incremento de los costes, indudablemente, pero también de echar por tierra todos los avances en los cambios de genética que nos han permitido ser hoy mucho más productivos y garantizar la seguridad alimentaria. Estamos tirando 50 años de avance de selección tras selección en cada una de las generaciones. Volver atrás nos llevará a tener más tiempo los animales en las granjas, hasta un 50% más del tiempo que se requería hoy en día para sacar un pollo con un peso de 2 kg y medio en canal al mercado.

Esto quiere decir que el granjero va a perder un ciclo al año y que, además, los costes por pienso, por agua, por electricidad, por gas o las propias emisiones se van a incrementar, con lo cual no es nada sostenible ni responsable con el medio ambiente.

Pregunta: Hablando acerca de ese incremento, ¿cuál podría ser el efecto sobre el precio de la carne de ave en el mercado para los consumidores?


Estimamos que si bien el precio de la canal, como hacía mención Jaume Bernis de COAG en su nota de prensa, se triplicaría, en el producto más consumido en España, que es la pechuga, podríamos llegar a los 15€ o 20€ el kilo (en la especie broiler, que es la más consumida).


Este incremento supondría para la mayoría de los españoles convertir el pollo en un producto de lujo para las familias, que perderían la posibilidad de acceder a una proteína de muy alta calidad, imprescindible para el desarrollo por ejemplo de los niños.


Esto pues provocaría que el 30% de la población que está en riesgo de pobreza, según la OCDE, redujera ese mínimo de 2 veces por semana en las que tiene acceso de media a una proteína de alta digestibilidad, como es la proteína de origen animal, al menos en el caso de carne de las aves.

Tras tres años superando las diferentes crisis que afectaban a la sociedad en su conjunto, hoy, Día Internacional de las Aves de Corral, el sector se ve amenazado de nuevo por la implementación de normativas que condicionarían su competitividad y diezmarían la capacidad de elección de los consumidores

Madrid, 10 de mayo de 2023. Con motivo de la reunión de su Junta Directiva, AVIANZA, la asociación mayoritaria del sector español de la avicultura de carne, que agrupa a más de 65 empresas asociadas, 5,000 granjas y representa a más del 90% de las compañías vinculadas al sector de la carne de pollo, pavo y codorniz, ha decidido lanzar un comunicado conjunto para manifestar su más absoluta preocupación ante lo que considera un nuevo ataque contra uno de los sectores claves para la autosuficiencia y diversidad alimentaria de nuestro país.

  • “Hoy 10 de mayo se conmemora el World Poultry Day, el Día Internacional de las Aves de Corral, pero creemos que hay poco que celebrar, pues a pesar de ser uno de los sectores estratégicos de la producción cárnica española, volvemos a estar en el punto de mira de posibles normativas que tendrían consecuencias nefastas para los consumidores, tanto en España como en Europa en su conjunto.
  • Una de las amenazas más recientes proviene de la propia Comisión Europea, a través de las recomendaciones publicadas del dictamen de la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). Creemos que este estudio no ha sido transparente y se sustenta en opiniones científicas cuestionables, además de carecer de una visión integral en torno a los tres pilares de la sostenibilidad: el social, el medioambiental y el económico. Recomendamos encarecidamente escuchar los argumentos lanzados desde AVEC / ELPHA / EPB y The Poultry Veterinary Study Group.
  • Su puesta en práctica supondría fulminar el 70% de la producción de carne avícola en Europa, provocando el encarecimiento de los costes (hasta multiplicar por 3), la consecuente repercusión a lo largo de toda la cadena de valor y la presión sobre un IPC en continuo ascenso.
  • De nuevo tendríamos una población damnificada, con consumidores que verían cómo se encarece el acceso asequible a una de las principales fuentes de proteínas de calidad, y para las que se reduciría la oferta de tipos de aves entre las que elegir. Recordamos que España tiene una quinta parte de su población en riesgo de pobreza según la OCDE, por lo que dificultar aún más el acceso a una cesta de la compra básica a una población vulnerable es a todas luces injusto. Legislar no puede pasar por seguir eliminando sectores productivos europeos imprescindibles.
  • Una medida a todas luces ineficaz, pues restaría competitividad a nuestras empresas en detrimento de mercados fuera de la UE donde los estándares de calidad son infinitamente lejanos a los de nuestro país.
  • Algo que también estamos viendo en otros mercados europeos con la adopción por parte del canal de Distribución de la iniciativa ECC (confusamente denominada European Chicken Commitment), impulsada por organizaciones animalistas y veganas. En este sentido, es preciso llamar a las cosas por su nombre, pues el ECC pretende la erradicación en 2026 de la producción de carne avícola en granjas con sistemas intensivos.
  • Un ataque contra la libertad de los consumidores para elegir el tipo de producto que consumir, bajo unos supuestos principios de bienestar animal y control de la producción a cargo de sus propias organizaciones, a todas luces innecesario, pues prácticamente el 100% de la producción de carne avícola que se vende a la Distribución por parte de nuestras empresas españolas cuenta ya con la certificación de Welfare Quality, entidad independiente gestionada por el IRTA, entre otros.
  • Por último, cabe recordar que son muchos los puntos fuertes que han convertido al sector de carne avícola en un referente europeo en modernización de instalaciones, profesionalización de su fuerza laboral e impulso de la internacionalización, nunca antes abordada. Por todo ello, pedimos que se realice un análisis profundo, sin sesgos, transparente y abierto a la opinión de los consumidores para decidir qué tipo de carne avícola queremos impulsar y proteger hoy y en el futuro.